domingo, 8 de noviembre de 2009

LAS POSADAS

19 de Diciembre del 2006

Las posadas fiestas tradicionales de fin de año, se celebran en México desde hace 398 años.Remontémonos más allá del periodo colonial.Los antiguos mexicanos celebraban en la época invernal el advenimiento de Huitzilopochtli, dios de la Guerra, que se efectuaba en el mes llamado Panquetzaliztli, correspondiente en el calendario juliano al lapso que va del 7 al 26 de diciembre, temporada que coincidia con la práctica europea de celebrar la Navidad.


Probablemente fueron religiosos agustinos quienes promovieron la sustitución de personajes en estas festividades en su tarea de evangelización, desapareciendo a Huitzilopochtli del culto, pero mantuvieron la celebración durante la misma época, con características diferentes y siguiendo la tradición cristiana.
Los religiosos encargados de la evangelización representaron en las posadas el peregrinar de José y María a su salida de Nazaret en camino a Belén y, posteriormente, el nacimiento de Jesús. Esta representación se conforma de nueve posadas, que se inician el 16 de diciembre y consiste en solicitar alojamiento en ese simbólico camino a Belén hasta el día 24, fecha del nacimiento de Jesús.Como atractivo se le agregaban a la celebración luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos, cantos populares que se ejecutaban en diferentes festejos, entre ellos la Navidad, como estos:
Tla ya timohicatotlazo Zuapillimarca ammo, TonantzintitechmolcahuilisMa nel in Ilhuicachuet timomaquitizamo nozo quemmantimotlanamictiz

En el siglo XVIII, Carlos III prohibió estos cantos. Aun cuando a su muerte se volvieron a poner en práctica, ya habían perdido arraigo en la población.Esta transición, del templo al pueblo, se dió con el interés de que más gente tuviera acceso y participación en estas celebraciones, y es como se ha ido transformando de acuerdo a sus posibilidades y a sus propias características culturales.
Fue el censo de población ordenado por César Augusto lo que obligó a José y a María a trasladarse de Nazaret a Belén en donde Jesús nacería, y dado que en las posadas se rememora este hecho, se incorporó la costumbre de pasear a los santos peregrinos.

A las posadas se fueron agregando diversos elementos, ofrecer a los individuos alimentos que variaban dependiendo de cada región; el baile, incluido ya en tiempos de la colonia, y la petición de aguinaldo encargada a grupos de niños y jóvenes.

Con estos elementos llegaban las posadas al siglo XX, despojadas, en buena medida de la religiosidad que inicialmente les había dado vida. Permanecen como una manifestación pagana, al decir de algunos, llenas de elementos que surgieron de las aportaciones del pueblo, que en cada lugar adquirió sus peculiariades para hacer una expresión propia.
Lo más importante de las posadas tradicionales es que reunen al barrio o la comunidad ya que, por el hecho de ser repartido cada día entre una familia o un grupo de familias, entran en competencia amigable y sobre todo en un mayor esplendor de alegría navideña.

Las posadas, inexorablemente, pierden su finalidad, han sido mixtificadas y es que mucho de lo que fuimos, de lo que aún somos, lo hemos perdido y lo estamos dejando que se nos escape. Influencias extrañas, a nuestra manera de ser, de obrar y de pensar, han llegado con innovaciones a nuestras costumbres, lo nuestro, lo auténtico y en este caso nuestras posadas.
Y es que todo cambia, todo es continua mutación de costumbres, ideas, tradiciones, etc., pero no existe templo, parroquia o capilla por pequeña que sea que durante el periodo del 16 de Diciembre al 6 de Enero, que no levante un nacimiento en ocasiones con verdaderas joyas escultóricas o figuras de barro realizadas en Tonalá o Tlaquepaque (Jalisco) y celebren las posadas con cantos religiosos, guijolas, panderos, triangulos,etc., para crear mayor alegría en los asistentes.

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