El duende, más que un duende, es un niño errante, un globo que ha escapado y se lleva el viento, que vaga ya la senda del trashumante, recién amanecidos sus sentimientos. Pequeño Juan,Juan Golondrina... vecino de los gatos y las cantinas. Embrión de donde nace el titiritero; retal de la ternura, gorrión apenas que a lo mejor mañana será jilguero, contando con que pase de este poema.

Quién sabe si algún día, por esas cosas, Nos hace una pirueta y levanta vuelo y se va persiguiendo una mariposa, dejándonos a todos, aquí en el suelo. Clamando como siempre, que es necesario Organizar la vida con más detalle; alterarle las cuentas al calendario... el tiempo de los niños y el de la calle.

Perdona Juan, la imprudencia de advertir a la gente de tu existencia. Si no te importa, vamos al parque que tengo un par de cosas para contarte.
A. Cortés
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